Fundado en 2020, DEFINIENDO se dedica a la formación, producción y desarrollo de proyectos musicales con una visión artística integral. Su núcleo son programas de trabajo intensivo que impulsan la creación, el perfeccionamiento técnico y la consolidación de una identidad sonora propia.
En cinco años, más de 500 artistas pasaron por sus programas y son muy puntillosos con quienes editan en su sello. Entre ellos está BAKUR, un ejemplo claro de lo que propone DEFINIENDO al sostener un recorrido de cinco años, desde el primer boceto hasta la expansión futura de una obra.
El sábado 4 de octubre en Deseo, presentará en vivo una versión condensada de su álbum de más de veinte tracks. BAKUR es un artista armenio radicado en Buenos Aires que fusiona el folclore del Cáucaso con electrónica experimental y texturas distorsionadas.
Como anticipo, antes de su publicación oficial en el sello hacia el final del año, se presenta un adelanto exclusivo de esta publicación para MUTEK, dos trailers que permiten vislumbrar el pulso y la dimensión de la obra.
Antes de su presentación en MUTEK, conversamos con él sobre el largo proceso detrás de este disco, la influencia de sus raíces y lo que significa compartirlo en un contexto como este.
¿Sentís que hacer este álbum fue una decisión consciente o una especie de empuje inevitable?
Creo que hubo algo de ambas cosas. Siempre tuve el deseo de plasmar en discos la música que hacía y aunque no lo pensaba demasiado, simplemente componía. Con el tiempo se volvió una necesidad inevitable, y cada canción fue encontrando su sentido dentro del todo.
En un proceso tan largo, ¿cómo fue cambiando tu relación con el disco?
Desde la parte del sentimiento creo que no cambió mucho, el disco siempre estuvo ahí, se puede decir que había un acompañamiento mutuo. Quizás ahora hay una mirada más madura. En el momento que empecé a componer no tenía esa perspectiva. Y hoy tenerla en algún punto me hace valorar más la manera que expresaba.
¿Cómo influyó tu historia personal con tu sonido tan particular? ¿Cuánto hay de Armenia en el disco y cuánto de Argentina?
Yo creo que bastante, hay algo inevitable de las raíces de uno que siempre atraviesa todo lo que hagamos. Si bien era muy chico cuando me fui de Armenia de alguna manera toda esa información uno lo lleva en lo más profundo. En mi caso no siempre es buscado, simplemente sucede así, en cada canción consciente o inconscientemente hay colores, instrumentos, atmósferas que te trasladan a Vanadzor, la ciudad donde crecí hasta los siete años.
Hay bastante de ambos, hay una fusión cultural que encontraron convivir de una manera interesante. Desde lo concreto ritmos rotos de danzas armenias y percusiones con bombo legüero hasta melodías de duduk (instrumento armenio) y dejos de nostalgia del tango. Pero también hay de ambos desde lo expresivo, un poco más abstracto quizás.
El álbum es una obra artística extensa, pero tiene miles de decisiones de producción musical. ¿Cómo integrás ambos roles, el de artista-productor? Qué otros roles fueron necesarios para el álbum y cómo impactaron?
De alguna manera el productor está al servicio del artista. No siempre es fácil sostener ambos roles, hay momentos de desencuentro, pero también de equilibrio en cada decisión. Ni las mejores ideas prosperan sin herramientas, ni las mejores herramientas sirven sin ideas creativas que valgan la pena. Fue clave el aporte de colegas y del equipo de DEFINIENDO para dar dirección y coherencia al proyecto.
¿Qué representa para vos que se publique en el sello discográfico de DEFINIENDO?
Me da mucho orgullo, no solo por el afecto que tengo y la admiración por la visión artística, sino también porque estuvo gran parte del proceso y la maduración del disco. Publicarlo a través de DEFINIENDO, sin dudas, es la mejor manera de compartir mi música.
¿Qué se siente presentarlo en un contexto como MUTEK?
Es el contexto ideal, donde el foco está puesto más en lo cultural y artístico y no tanto en el entretenimiento. Si bien van un poco de la mano, más en el formato “nocturno” de Mutek, igual la diversidad del público del festival busca experiencias diferentes a las de un evento convencional de música electrónica, y eso me hace sentir muy cómodo para compartir mi música.
¿A quién le dedicás tanto esfuerzo en toda esta música?
A mi pueblo, al pueblo armenio. Creo que es la mayor referencia que tengo de esfuerzo y lucha. Un pueblo que sigue adelante, aún atravesado por intentos de exterminio, sosteniendo su memoria y su voz frente al silencio que quisieron imponerle.
¿Qué sigue después de un trabajo propio tan pesado?
Concretamente, llevar el álbum a lo audiovisual, en un largometraje de toda la música junta. Y después hacer otro disco, experimentar con otros procesos, tengo muchas cosas que quiero decir y voy a seguir eligiendo este lenguaje para hacerlo.
¿Qué le podrías compartir desde tu experiencia para prestarle atención para poder trabajar en su propio álbum? Algo que a vos te hubiera servido escuchar al principio.
Paciencia y confianza en el proceso. Si tienen algo para decir van a encontrar la forma, no hay que apurarse. Si algo importa, merece tiempo y dedicación, procesos largos, ahí está todo.
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